martes, 8 de abril de 2008

El Alamo

cierro los ojos desde una Buenos Aires llena de otoño y de repente el sol del amanecer en Playa Unión pasea por mi cara
las luces alumbran los años que se encadenaron a mi memoria
veranos mayores de edad, nuevas canciones, humo en la nariz
El Alamo dejó marcas, sobre todo las que me machucaban las piernas, un poco más abajo de las rodillas, con las mesitas hechas de troncos
descubrí el camino de la luna sobre el mar, y lo recorrí mil veces
amé con locura al sol desbordando el horizonte cada vez que crucé las puertas de madera
bailé cada nueva canción, las canté por mucho tiempo, redescubrí a mis amigos, me desilusioné y me enamoré en El Alamo una y mil veces
mi historia está grabada en cada esquina de ese boliche, una parte de lo que soy tomó forma ahí
chau Alamo
y gracias, por ser el molde de la felicidad de una épóca imborrable

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