el color oscuro del té se deja ver en el valle. Gracias por el sol y por la historia que no deja de contarse.
lloré llegando a la orilla del mar. Qué sensación tan espiral, y tan sincera, amable. Las aletas de las ballenas golpeaban el horizonte y yo decidí muchas cosas.
lloré también escuchando al coro, que me remontó a la infancia más chiquita, cuando mi voz era un hilito nervioso arriba del escenario de maderas antiguas.
cómo quiero a mi tierra.
la comodidad de mi habitación, las curvas del fuego a la noche, el olor seco del viento, el sol caminando por las esquinas de Trelew.
qué lejos quedan los gritos por un voto negativo en el Congreso, como si fuera un partido de fútbol, che! Qué ausente es la Patagonia a esos raptos de "amor" tan fugaces. Qué caliente es el sur, y sin embargo, qué poco reconocida es su realidad tan genuina.
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1 comentario:
No terminé de leer tu mensaje, porque me dio fiaca. Pero estoy seguro que es re lindo como todo lo que transmitís. Te quiero amiga, te mando un besote.
Martin Yunes.
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